Allá por la segunda semana de nuestra estancia en Honduras, encontramos el espejo del baño en el suelo hecho añicos.
La eficacia y rapidez hondureña han hecho que sólo tardasen 2 meses y medio en arreglarlo.
Eso sí, lo de volver a colgarlo encima del lavabo ya es otra historia.
¿Lo habrán hecho sabiendo que el azote del terremoto lo podría haber tirado?
Uy, un espejo roto son 7 años de mala suerte...
ResponderEliminarNo lo colguéis en el baño, afeitaros tumbados y colgad las fotos!