Las bondades de la jornada de turnos que empezamos el viernes pasado nos han abierto un abanico infinito de posibilidades que incluye escapadas de medio día de duración a lugares que, no por estar cerca de nuestras villas, dejan de ser de lo más remoto. Ayer, Carlos, Paul, Figue, Sergio, Jaime y yo descubrimos la poza de la sirena. En medio de la selva, rodeada de cascadas, rápidos, lianas y animales que emiten sonidos extraños, liberamos nuestra adrenalina a base de saltos desde varios metros de altura a unas aguas de las que jamás llegamos a ver el fondo. Stress... qué era eso????
YO TAMBIÉN QUIEROOOO... joh... (que sepáis que no me dais ni un poquitito de envidia).
ResponderEliminarHala, que sitio más chulo!!! (¿véis? Ni una gota)
Y mira qué alto!!! (nada...snif, nada...)
:P
que morrooooooooo yo también quiero. Bueno la piscina municipal de Pinto también se parece a eso ,ala, sobre todo los animales que emiten ruidos raros principalmente a la hora de la siesta,jajajaja. Muchos besossssssss
ResponderEliminar¡PIBAS YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
ResponderEliminarjjjjjjjjjjaaaaaaaaaaaaaaa
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